Publicada Revista Barzón #01

 


Obra elegida por Cayetana Mercé para formar parte de su artículo Áticos: Tocar el cielo
para la revista Barzón nº1 de Noviembre de 2006.

Existen muchas razones para elegir vivir en un ático, desde recrear el espíritu bohemio de la buhardilla del artista, hasta dominar el paisaje abierto y las vistas infinitas, o buscar el la terraza el reemplazo al jardín. Lo cierto es que estos espacios -que no abundan-son disparadores para la imaginación y la fantasía. 

Con o sin intención estilística son, en definitiva, interiores eclécticos y contemporáneos que reflejan elecciones de vida muy personales y otras formas de habitar la ciudad moderna.

Esta es una antigua casa de 1920, con acceso a un patio desde un pasillo lateral que conecta con otras dos casas al fondo, típico ph de Buenos Aires. Los locales se distribuyen alrededor de este patio, 
dos ambientes hacia la calle, uno al fondo con un pequeño baño y la cocina. 
Año 2002, primer visita a la casa recién comprada:
-¡Queremos un entrepiso en el ambiente del fondo! -dicen los propietarios. 
-Pero, ¿no prefieren hacer un techo grande que cubra las dos terrazas y el patio? -dijo el arquitecto.
-¡Bueno! -dijeron los propietarios. 
La propuesta aprovecha las dos terrazas accesibles para cubrirlas con un techo nuevo, y así ganar dos  ambientes: la habitación principal y un baño-vestidor que balconean al patio cubierto por ese techo. Este baño tiene un sistema de cortinas de vinilo que separan la ducha de las mesadas del lavamanos, permitiendo acomodarlas según la luz del día.
Sobre los techos de chapa de las habitaciones preexistentes de planta baja, 
se construyó una estructura metálica apoyada en sus muros perimetrales para sostener un deck de madera.
En la planta baja se unificaron los dos ambientes que dan a la calle, para formar un living comedor. 
La cocina se amplió y se abrió hacia el patio. El viejo baño se reorganizó con una ducha doble para esta joven pareja. Entre el patio y el living se incorporó una salamandra diseñada y construida especialmente para el lugar, es de doble entrada y con un sistema de cierre como los containers. 
La segunda planta está cubierta por un gran techo de madera, este ambiente único está muy iluminado 
por ventanas que abren como banderolas hacia el norte y noroeste. 
Hacia la calle se armó un escritorio con forma de cajón en voladizo. 
Tres años después, en una visita a la casa: 
-¡Queremos un entrepiso en el ambiente del fondo! -dicen los propietarios, nuevamente.
-Bueno! -dijo el arquitecto.
Finalmente llegó la hora de hacer el entrepiso para el niño Marco. Dentro de un cuarto de 4 x 4 metros a modo de puente cruza el entrepiso de madera sostenido por dos perfiles, dejando a un lado una separación para la escalera, y a otro lado un desnivel para unos colchones a modo de camarote. 

Fotos: Gustavo Sosa Pinilla








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